Wednesday, October 18, 2006

Malditos segundos...



“Ándate a dormir al ascensor conchetumadre, no dejai descanzar, todas la noches lo mismo” gritaba la señora en la cama 3 de la segunda sala de Neurocirugía del Hospital Van Buren, el 24 de Agosto a las 3: 00 a.m.

Paola Campos no lograba conciliar el sueño, las amarras que la aferraban a la camilla concentraban toda su atención y un cuello ortopédico no la dejaba ver más que el sucio techo de aquella sala.

La astucia le ayudaba para deshacerse de esas “esposas” hospitalarias que la mantenían en aquella “cárcel” de olvidos. Sentada ya en la cama, planeaba la huída. Una ida al baño o caminar por la sala eran toda su preocupación.

“¡Enfermera, señorita, enfermera!¡la Paola, la Paola!!!!!!” Continuaba la cama 3, mientras los pasos de los enfermeros de turno se acercaban a la sala. Siempre era la misma rutina: La Chuqui -como la llamaba la Sra. de la camilla del frente -avisaba con gritos cada noche que la muchacha de 23 años estaba a punto de pirarse. Los hombres de delantales celestes llegaban, la acostaban nuevamente, se quejaban, la retaban y la volvían a amarrar, ahora, mucho más fuerte que la vez anterior.

La sala se enmudecía, la niña –no tan niña- miraba el techo por largos minutos como si en ellos se escribiesen las instrucciones para poder evitar aquel calor que recorría por sus venas, sus labios se entreabrían para dirigirse a sus compañeras de sala con un : “perdón”, y muy pronto, la inyección surgía efecto. La sala volvía a quedar en silencio.

La imagen dibujaba a Paola y Manuel caminando por las calles de Algarrobo, se apresuraban, pues los padres de él, los habían invitado para que la nueva integrante de la familia conociera la parcela que habían comprado hace unas semanas. El cansancio lentificaba los pasos, pues la noche anterior habían estado con de la Tía de la niña: Karina, quien inauguró su nueva casa en Casablanca y la fiesta, recién al encenderse el sol, se apagó.

-¿Qué día es hoy Paola?
- veinticuatro de Agosto
-¿De qué año ?
-…dos mil….dos mil…seis!!!!
-¿Quién es la Presidenta de Chile?
- La mujer….la Bachelet
-¿Dónde estamos ahora?
- En el hospital
-¿Y sabes porqué estás aquí?
-...
-…
-…
-…
- Me caí del segundo piso de mi casa…parece…

Todas las mañanas doctores y enfermeros de turno pasaban a visitar a sus pacientes y les hacían las preguntas de rigor para comprobar la lucidez de los hospitalizados. Pero al llegar a la cama 7, las interrogaciones eran distintas, más abundantes y el murmullo entre esas capas blancas parecía relacionarse con algún asunto preocupante.

“¿Qué te están pasando en matemáticas?” preguntaba al despertarse, dirigiéndose a la anciana de 70 años que se encontraba en la cama del lado. Evidentemente, algo no estaba funcionando bien en la mente de Paola La Loca - cómo le llamaba un auxiliar paramédico- Llevaba un mes en el hospital y veinte de esos días estuvo en la UCI, tenía una lesión en la columna cervical de sumo cuidado, pero a ella parecía no importarle.

Sin embargo, con el transcurso de los días, ya no era necesario atarla a la cama, Paola comenzaba a hablar con sus compañeras de pieza y al parecer, recordaba muchas más cosas que otras veces.

“Tengo un hijito” fue lo primero que expresó. La siempre tan oportuna cama 3 comenzó con el interrogatorio. Paola conversaba como si estuviera con sus amigas tomándose unas cervezas en algún bar y respondía: “De pura tonta nomás, tenía 19 años cuando quedé embarazada . Aunque no me arrepiento; mi hijo es lo más lindo que tengo, lo amo tanto…”. Entre esas reflexiones llegaba pronto la noche.

Pololeaban hace 4 meses, se habían conocido en el Instituto INSEC de Viña del Mar, donde ella estudiaba Secretariado Contable. Iban de la mano, como buenos peatones: por la vereda, y a pesar del sol, el aire estaba fresco. Por eso, Manuel le había prestado su chaqueta. De pronto, ambos sintieron un fuerte ruido que llegaba hasta sus oídos arrastrándose por el camino, el aire se congeló, la vista se oscureció y en cosa de segundos ya no sintieron más sus manos unidas.

Seguían pasando los días y cada uno de ellos, significaba más recuerdos para Paola, aunque ninguno lograba enseñarle su accidente. Recordó que tenía un pololo y preguntaba a sus visitas por él. “Tiene que trabajar y le da vergüenza venir a verme porque no conoce a mi papá” lo justificaba cuando la curiosa cama 3 iniciaba la ronda de preguntas diarias.”Ahhh…” le respondía la ” periodista” y continuaba con el cuestionario ” ¿en qué trabaja tu pololo?”, “tiene un caballo” respondió. La carcajada de la sala fue general; evidentemente a la Pao ,a ratos, se le arrancaba la moto, eso se hacía evidente cuando llamaba a los enfermeros:”Profe , profe”

- “Pero, ¿!qué hace po’?!” continuó la de la 3.
- ”Cuida al caballo po” dijo de la 7

Ésta vez la risa no esperó, todos se apretaban la güata a carcajadas. Entró la enfermera jefa, su cara no era la más ad hoc con la situación. Le conté lo que acababa de decirnos la Paola -por esas cosas del destino yo también estaba en esa sala-, me miró seria y me dijo “no deberían reírse tanto, lo que a ella le pasó es lamentable y todavía no se lo diremos, por lo menos hasta después de su operación ” dicho esto se alejó y cerró fuerte la puerta de la sala.

La separación sería irreversible; eran las 8:35pm del domingo 23 de Julio y un conductor perdía el control de su vehículo, subiéndose a la vereda y arrollando a dos jóvenes identificados como Paola Campos y Manuel Torres. Éste último falleció instantáneamente.
[Son sólo segundos los que nos cambian la vida, son sólo segundos los que nos enseñan a aprovechar cada instante del día, son sólo segundos los que compartí con personas llenas de historias, en segundos el cielo te regala personas maravillosas, y en sólo segundos te das cuenta de lo importante que es tener las ganas de levantarse,aunque sepas que en cualquier momento puedes volver a caer.]
[Gracias a todos los que me acompañan y me animan cuando las ganas se apagan y esos malditos segundos vuelven a la mente y al corazón...]

Friday, October 13, 2006

El amor después del amor

"Nadie puede y nadie debe vivir sin amor" así canta Fito...mientras tanto, trato de entender la inexplicable sensación de volver a creer.
Aunque no existiese un tú concreto, lo abstracto llena el mundo.
Es raro ver cómo tus pupilas, esas que pensaron por tanto tiempo que la ciudad no era más que chatarra, logran divisar felicidad y belleza en los grasos motores de ruidosas vidas.
Tus ojos miran esos ojos y juntos ven un mundo que nadie puede comprender.
Sólo ellos en su complicidad...logran entender lo ininteligible.